¡Qué bueno que sos freelancer! ¡Es mucho más fácil! ¡Daría todo por despertarme cuando quiero y trabajar como vos! ¿Alguna vez escuchaste algún comentario de esos? Nosotros sí. La vida del freelancer es apasionante, pero a veces puede presentar trabas y problemas. Acá te dejamos algunos consejos para que puedas crecer y dar el máximo.
¿Qué es un freelancer?
Para empezar, quiero dejar en claro qué es un freelancer. Es un trabajador independiente que ofrece productos o servicios específicos a empresas o personas sin estar en relación de dependencia. ¡Ojo! Supongamos que vos empezás a crecer y de repente te encontrás con que no podés con todo el trabajo, entonces subcontratás a otros proveedores de servicios (sí, tal como vos) para que hagan el trabajo mientras vos los guiás y coordinás. Entonces, en ese momento, por más que vos no tengas una oficina y los freelancers de quienes requerís servicios tampoco, pasás a convertirte en una empresa. Sí. Por más que seas vos solo, sos una empresa con gente trabajando para vos.
¿Por qué ser freelancer?
¡Podés trabajar en pijama! Eso, sin duda, es lo mejor de lo mejor del mundo mundial. Ahora, en serio. Ser freelancer tiene muchísimos beneficios y, dependiendo de la personalidad de cada persona, las prioridades y el valor de cada razón varía, por lo que seguramente haya muchos otros motivos de los que mencione acá.
Podés organizar tus tiempos. ¿Tenés ese evento de tu sobrino al que morís por ir? Siendo freelancer, podrías organizarte e ir. Organizar tus tiempos es una gran ventaja. Si cumplís con tus trabajos y entregas, no hay problema. Podrías también irte de viaje sin problemas y trabajar desde tu computadora sin ningún problema, especialmente si sos un diseñados gráfico o un programador web.
Si no sos fan de vestirte con un uniforme o formal como una empresa puede llegar a exigirte, entonces te va a gustar ser freelancer. Podes trabajar vestido de lo que te guste. Ponete un disfráz si querés, como esta persona que fue a votar vestido del guasón.
Otra buena razón es que no tienes techo en lo que podés llegar a ganar. Si bien están las obvias limitaciones de recursos, herramientas, tiempos y tratar de mantener un balance en tu vida, no estás atado al sueldo que una empresa te pagaría. Cuando trabajás en relación de dependencia, sabés que un día específico te depositan el sueldo y de antemano sabés cuál va a ser. Si sos freelancer, puedes crecer mensualmente. Vos le asignás un precio a tu trabajo.
Podés elegir en qué proyectos trabajar. Muchas veces uno simplemente trabaja en lo que el jefe quiere o, directamente, de lo que puede y haya conseguido trabajo. Siendo freelancer, podés decidir el tipo de cliente, el tipo de organización y muchos más.
1er consejo: Hacelo fácil
Si alguien te está contratando es porque desea que le resuelvas los problemas, no que les generes nuevos y pierda tiempo en vos. Es muy importante facilitarle al cliente la toma de desiciones, las revisiones, las reuniones, la claridad. Por ejemplo, no envíes 6 mails con cosas distintas, sino solamente uno. Usá plataforas como dropbox o drive para enviar una carpeta compartida, no adjuntes 10 archivos distintos en un mail.
2do consejo: Ganá claridad al principio
«¿Cómo vamos a saber si llegamos, si ni siquiera sabemos a dónde vamos?»
Melinda Livsey
Es muy importante que haya claridad desde el principio entre las dos partes. Es muy frustrante cuando uno trabaja horas y horas, crea propuestas y opciones, diseña día y noche, solamente para encontrar la respuesta: «quería otra cosa» o «esa no era mi prioridad».
Desde el comienzo, buscá hacer estas preguntas: ¿Cuales son los objetivos? ¿Qué problema estás intentando solucionar? ¿Cuales son los parámetros? ¿Has contratado a otro freelancer anteriormente? ¿Funcionó? ¿Por qué? ¿Cuál es el presupuesto? ¿Cuándo necesitás la entrega final? ¿En qué te vas a basar para medir la efectividad del proyecto?
Todas estas preguntas (y sus respuestas, claro, no te vayas sin las respuestas) van a ayudarte a apuntar los cañones hacia un solo objetivo, el de tu cliente. Ahorrarás tiempo, recursos, cabeza, ideas. Por supuesto, cuanto antes terminás, antes cobrás.
3er consejo: Se transparente
Siempre tratá de dar contexto al cliente. Contále por qué hiciste lo que hiciste. De esa manera, si trabajaste y diseñaste sobre un punto de partida que viste con el cliente, cuando te diga que él quería otra cosa, vos podés mostrarle que esa fue la dirección que habían acordado. De esa manera, eliminás la subjetividad a la hora de las correcciones.
Si hay algún problema, por ejemplo, están retrasados, avisale lo antes posible y comentále la razón. Si te vas a ir de viaje, decílo con anicipación.
4to consejo: Un espacio de trabajo propio
Para poder trabajar bien, de manera eficiente y eficaz, es importante que tengas un espacio de trabajo definido. Puede ser el living de tu casa, una oficina sin usar, o dentro de tu habitación. Si esta última opción, una pequeña sugerencia es ordenar tu cuarto, levantar las cosas del piso, hacer tu cama, mantener el orden, para que realmente sea un espacio de trabajo.
Tener una «oficina» dentro de tu casa que no sea la misma mesa donde almorzas todos los mediodías es vital para dividir tu mente. «En este momento como y estoy disfrutando de la comida, sin pensar en el trabajo» y «en este momento tengo mis energías enfocadas en las cosas laborales que tengo que hacer».
Conseguí tus marcadores, tus fotos, tus elementos de trabajo. Que sea tu lugar, de nadie más. Una parte fundamental es que no tengas que levantar todo cuando termina el día ni volver a instalarte cuando comience el siguiente. Tratá de tener todo a manos, cables, manuales, libros.
Mirá el espacio de trabajo de Matthew Encina, un director creativo en una de las más grandes agencias de publicidad de Estados Unidos.
5to consejo: Ordená tus tiempos
Hay un tiempo para cada cosa. Armá un cronograma de la semana, del día. Ordená tus prioridades. Lo mejor, es crear este calendario cuando uno está tranquilo y puede pensar con claridad, dándole a cada momento su debido tiempo. Dedicale un lugar en tu cronograma a los amigos, a hacer actividad física, a un buen desayuno, a tu vida espiritual.
Cuando sientas que los tiempos te aprietan y estás por colapsar, este cronograma va a evitarlo. Es una buena manera, si lo seguís al pie de la letra, por supuesto, de conocer el volumen de trabajo con el que podés trabajar.